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miércoles, 28 de marzo de 2012

LECTURA. Reflexión

1. Hoy no tenéis tareas pero os invito a leer el fragmento de esta lectura que he copiado de un texto para que reflexionéis en el apartado de comentarios ¿Qué pensáis? ¿Hay que decir siempre la verdad aunque duela a los demás?
2. Por otro lado, os invito a reflexionar y  dar vuestra definición de amistad.
EMPIEZO YO.
Creo que todos somos papeles arrugados (algunos más, otros menos). Lo importante es reconocer los errores, aprender de ellos y darnos una oportunidad para cambiar, al igual que perdonar a los demás.
No obstante, a veces el papel se rompe y los errores son tan graves que es dificil reparlos. Ustedes, los niños y niñas, estás a tiempo de cambiar y rectificar para mejorar.

TEXTO
Como papel arrugado
      Mi carácter impulsivo, cuando era niño, me hacía reventar en cólera a la  menor provocación. La mayor parte de las veces, después de uno de estos incidentes me sentía avergonzado y me esforzaba por consolar a quien había  dañado.
      Un día mi maestro, que me vio dando excusas después de una explosión de ira, me llevó al salón y me entregó una hoja de papel lisa y me dijo:
      -¡Estrújalo!.
      Asombrado, obedecí e hice con el una bolita.
      -Ahora -volvió a decirme- déjalo como estaba antes.
      Por supuesto que no pude dejarlo como estaba, por más que traté, el papel quedó lleno de pliegues y arrugas.
      El corazón de las personas -me dijo el maestro- es como ese papel... La impresión que en ellos dejas, será tan difícil de borrar como esas arrugas y esos pliegues.
      Así aprendí a ser más comprensivo y más paciente; cuando siento ganas de  estallar, recuerdo ese papel arrugado.
      La impresión que dejamos en los demás es imposible de borrar. Más cuando  lastimamos con nuestras reacciones o con nuestras palabras. Luego queremos  enmendar el error, pero ya es tarde.
      Alguien dijo una vez: "Habla cuando tus palabras sean tan suaves como el  silencio".
      Por impulso no nos controlamos y sin pensar arrojamos en la cara del otros palabras llenas de odio y rencor, y luego, cuando pensamos en ello, nos  arrepentimos. Pero no podemos dar marcha atrás, no podemos borrar lo que  quedó grabado.
      Muchas personas dicen: "Aunque le duela se lo voy decir"..., "la verdad  siempre duele"..., "no le gustó porque le dije la verdad"..., etc, etc.
      Si sabemos que algo va a doler, a lastimar, si por un instante  imagináramos cómo podríamos sentirnos nosotros si alguien nos hablara actuara así... ¿lo haríamos?
      Otras personas dicen ser frontales y de esa manera se justifican al  lastimar: "Se lo dije al fin... para que le voy a mentir..., yo siempre  digo la verdad aunque duela"...
      Qué distinto sería todo si pensáramos antes de actuar, si frente a  nosotros estuviéramos sólo nosotros y todo lo que sale de nosotros lo  recibiéramos nosotros mismos ¿no? Entonces sí que nos esforzaríamos por  dar lo mejor y por analizar la calidad de lo que vamos a entregar.
      Recuerda: Lo que de tu boca sale, del corazón procede. Aprendamos a ser comprensivos y pacientes. Pensemos antes de hablar y de actuar.