1. Hoy no tenéis tareas pero os invito a leer el fragmento de esta lectura que he copiado de un texto para que reflexionéis en el apartado de comentarios ¿Qué pensáis? ¿Hay que decir siempre la verdad aunque duela a los demás?
2. Por otro lado, os invito a reflexionar y dar vuestra definición de amistad.
EMPIEZO YO.
Creo que todos somos papeles arrugados (algunos más, otros menos). Lo importante es reconocer los errores, aprender de ellos y darnos una oportunidad para cambiar, al igual que perdonar a los demás.
No obstante, a veces el papel se rompe y los errores son tan graves que es dificil reparlos. Ustedes, los niños y niñas, estás a tiempo de cambiar y rectificar para mejorar.
Creo que todos somos papeles arrugados (algunos más, otros menos). Lo importante es reconocer los errores, aprender de ellos y darnos una oportunidad para cambiar, al igual que perdonar a los demás.
No obstante, a veces el papel se rompe y los errores son tan graves que es dificil reparlos. Ustedes, los niños y niñas, estás a tiempo de cambiar y rectificar para mejorar.
TEXTO
Como papel arrugado
Mi carácter impulsivo, cuando era niño, me hacía reventar en cólera a la menor provocación. La mayor parte de las veces, después de uno de estos incidentes me sentía avergonzado y me esforzaba por consolar a quien había dañado. Un día mi maestro, que me vio dando excusas después de una explosión de ira, me llevó al salón y me entregó una hoja de papel lisa y me dijo:
-¡Estrújalo!.
-¡Estrújalo!.
Asombrado, obedecí e hice con el una bolita.
-Ahora -volvió a decirme- déjalo como estaba antes.
Por supuesto que no pude dejarlo como estaba, por más que traté, el papel quedó lleno de pliegues y arrugas.
El corazón de las personas -me dijo el maestro- es como ese papel... La impresión que en ellos dejas, será tan difícil de borrar como esas arrugas y esos pliegues.
Así aprendí a ser más comprensivo y más paciente; cuando siento ganas de estallar, recuerdo ese papel arrugado.
La impresión que dejamos en los demás es imposible de borrar. Más cuando lastimamos con nuestras reacciones o con nuestras palabras. Luego queremos enmendar el error, pero ya es tarde.
Alguien dijo una vez: "Habla cuando tus palabras sean tan suaves como el silencio".
Alguien dijo una vez: "Habla cuando tus palabras sean tan suaves como el silencio".
Por impulso no nos controlamos y sin pensar arrojamos en la cara del otros palabras llenas de odio y rencor, y luego, cuando pensamos en ello, nos arrepentimos. Pero no podemos dar marcha atrás, no podemos borrar lo que quedó grabado.
Muchas personas dicen: "Aunque le duela se lo voy decir"..., "la verdad siempre duele"..., "no le gustó porque le dije la verdad"..., etc, etc.
Si sabemos que algo va a doler, a lastimar, si por un instante imagináramos cómo podríamos sentirnos nosotros si alguien nos hablara actuara así... ¿lo haríamos?
Si sabemos que algo va a doler, a lastimar, si por un instante imagináramos cómo podríamos sentirnos nosotros si alguien nos hablara actuara así... ¿lo haríamos?
Otras personas dicen ser frontales y de esa manera se justifican al lastimar: "Se lo dije al fin... para que le voy a mentir..., yo siempre digo la verdad aunque duela"...
Qué distinto sería todo si pensáramos antes de actuar, si frente a nosotros estuviéramos sólo nosotros y todo lo que sale de nosotros lo recibiéramos nosotros mismos ¿no? Entonces sí que nos esforzaríamos por dar lo mejor y por analizar la calidad de lo que vamos a entregar.
Recuerda: Lo que de tu boca sale, del corazón procede. Aprendamos a ser comprensivos y pacientes. Pensemos antes de hablar y de actuar.